domingo, 29 de abril de 2012

Una tarde de sol y poesía en Bogotá

"Apuntes", José Mongrell Torrent

Durante el último año Colombia ha sufrido varias olas invernales que han dejado al país en un estado crítico y casi de postración al que ya estamos más o menos acostumbrados los colombianos. Bogotá es una ciudad fría, lluviosa y amarga en estas temporadas; es por eso que los escasos días de sol son motivo de cambio en el comportamiento del habitante de la hipertrofiada urbe; los nativos de provincia sacan sus mejores y más vivas prendas que les permiten imaginar que están un poco más cerca del abandonado terruño de climas y gentes más amables. Los autóctonos del altiplano sufrimos una descompensación en nuestro modus vivendi y un súbito contagio de alegría tropical. Claro está que para el ciudadano de a pie o de Transmilenio, para hacer más angustiante la cuestión, las jornadas de clima veraniego son una espantosa tortura, máxime si es viernes en la tarde y se tiene que someter al desplazamiento forzoso de atravesar la ciudad en un vehículo.

domingo, 22 de abril de 2012

Un daño mental

"Campbell's Soup Cans", Andy Warhol
El ser humano contemporáneo está sometido a un continuo bombardeo de los medios masivos de comunicación; pero, en estricto, lo que agobia el existir del ciudadano es la publicidad, la propaganda, las campañas de expectativa. Al sentarse una tarde cualquiera a dilapidar horas, neuronas y robarle tiempo de calidad a los seres queridos, se encuentra el televidente con una ráfaga de mensajes equívocos, mal armados, tendenciosos y alienantes. La publicidad es el brazo armado y contundente del capitalismo. No voy a ahondar en teorías ni en conceptos de su necesidad o no. Pero cuando el televidente prende sus alarmas y se detiene a analizar el contenido de algunos comerciales puede quedar absorto, sorprendido y hasta indignado.

domingo, 15 de abril de 2012

Tengo sed

"Río Bogotá", Roberto Páramo
Abril lluvias mil reza el ancestral refrán que acompaña la llegada de esta temporada en Bogotá. También es sabido que en Semana Santa, así el verano tenga apretado por el gaznate a la población sabanera, llueve inmisericordemente de miércoles a Domingo de Resurrección. La sabiduría popular no se equivoca, y es que Bogotá es desde muchos puntos de vista una zona húmeda. Contrario a los conceptos decimonónicos y rezanderos, Monserrate no es un volcán. Tales erratas permanecen hasta hoy día, como lo demostró el popular Pirry, periodista alternativo y osado que no tuvo el menor reparo en soltar esta perla en History Chanel. Pero sí es cierto, comprobado científicamente, que buena parte del altiplano cundiboyacense era un gran, hermoso, profundo mar mediterráneo. Una vez vaciado este mar, quedaron la sabana y sus cordilleras circundantes salpicadas de enormes y elevadas lagunas (Tota es la segunda laguna más extensa de América Latina), y la región, donde ahora se asienta esa gigantesca masa de concreto que es Bogotá, un rico y prístino sistema de humedales.

domingo, 8 de abril de 2012

Otra Semana Santa en Bogotá

Manu Chao a lápiz por la artista argentina
Belén Desmarchelier

La Semana Santa es un acontecimiento, una conmemoración que paraliza la vida social, económica y política del país, mas no la cultural. Cada dos años y desde 1988 el Festival Iberoamericano de Teatro le da un tono carnavalesco a la Semana Mayor, como si no lo fueran ya las procesiones y las hordas de católicos corriendo despavoridos en dos direcciones precisas: el descanso y la iglesia. Precisamente en ese primer año del festival se le ocurrió a la genial y fallecida Fanny Mickey traerse la obra más polémica a nivel iberoamericano: Teledeum, del grupo brasileño Ornitorrinco. Bajo la dirección de Caca Rosset, la puesta en escena es una desenfadada crítica a los medios y su mejor excusa es la transmisión de una ceremonia litúrgica; dadas las condiciones, empiezan a desfilar una serie de  jerarcas eclesiásticos mostrados como seres comunes y silvestres, hasta vulgares si se quiere. Como consecuencia de la presentación de tan desfachatado grupo con obra tan agresiva en plena semana de Pasión, se produjo un virulento ataque de las autoridades católicas, la mayoría de ellos octogenarios radicales irreductibles.

domingo, 1 de abril de 2012

Confesiones de un rockero

"I was a rich man plaything",
collage de  Eduardo Paolozzi

El barrio Galerías –antiguamente conocido como Sears ya que un punto de la prestigiosa cadena fungía de epicentro de las actividades del naciente barrio–, siempre ha sido uno de los sitios preferidos por mis amigos y por mí mismo para vivir una que otra temporada. Uno de esos amigos, denodado camellador y cultor absoluto de la música afroantillana, me invitó en estos días, un viernes de rojo intenso por la contaminación y el calentamiento global, a conocer su aparta-estudio. Mientras lo esperaba frente a la monstruosa papelería con ímpetus de Office Depot, observé entre aterrado y divertido una serie de jóvenes ataviados al mejor estilo de Rick Askley, copias perfectas de las pintas de los personajes adolescentes de una serie que se llamaba Dejémonos de vainas. En otras palabras viajé en el tiempo y me vi lanzado sin previo aviso a mediados de los años ochenta del siglo XX.